Esta selección de sentencias se atribuyen al Buda original, la figura histórica Gautama Buda, el Principe Siddartha, fundador de una de las principales religiones del mundo. Y al margen de nuestra adscripción a su filosofía o no, constituyen una hermosa muestra de lo que la sabiduría oriental puede aportar al mundo de hoy.
El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Los extremos son como trampas o emboscadas; permanece en el medio, pero ni siquiera al medio te aferres.
Incluso del apego al nirvana hay que liberarse.
Hay quienes no tienen los ojos demasiado empañados. Éstos sí que podrán comprender la verdad.
Cuando no tengas nada importante que decir, guarda el noble silencio. Si no puedes mejorar lo dicho por otros, guarda el noble silencio.
Que cada uno de vosotros sea su propio refugio, ¿qué otro refugio podría haber?
El que no sabe a qué cosas atender y de cuáles hacer caso omiso, atiende a lo que no tiene importancia y hace caso omiso de lo esencial.
Todos los estados perjudiciales tienen sus raíces en la ignorancia y convergen en la ignorancia. Al abolir la ignorancia, todos los demás estados perjudiciales serán también abolidos.
El que se despoja del velo de la ofuscación, no se ofusca donde reina la confusión; dispersa seguro toda ofuscación, igual que el sol disipa la noche.
Mente clara, corazón tierno.
Todas las cosas compuestas están sujetas al cambio. Porfiad con vigilancia para conseguir vuestra liberación.
El pasado es un sueño; el futuro, un espejismo; el presente, una nube que pasa.
Vigilad, estad atentos, sed disciplinados, reunid vuestros pensamientos, cuidad vuestra mente.
A un loco se le conoce por sus actos, y a un sabio también.
Hay un apego sumamente peligroso: el apego a las opiniones.
En cualquier batalla pierden tanto los vencedores como los vencidos.
Atento entre los distraídos, plenamente despierto entre los dormidos, el sabio avanza como un caballo de carreras y se adelanta a los jamelgos decrépitos.
Igual que una flor bella y de brillante color, pero sin perfume, así de estériles son las buenas palabras de quien no las pone en práctica.
Toda enseñanza es como una balsa: hecha para hacer una travesía, pero a la que no hay que atarse.
La verdad es aquello que produce resultado.
Como una sólida roca no se mueve con el viento, así el sabio permanece imperturbable ante la calumnia y el halago.
Pocos entre los seres humanos son los que cruzan a la otra orilla [la de la sabiduría]. La mayoría solamente suben y bajan por la misma orilla.
Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo.
Si uno percibe el mundo como una burbuja de espuma y como un espejismo, a ése no le ve el Dios de la Muerte.
El único refugio de la mente es la atención.